La Apuesta
Después de ser considerado
por muchos años como un vicio social, la apuesta ya se ha convertido en una
práctica aceptable. La lotería del estado y los bingos en algunas iglesias han
promovido y dignificado el juego (apostado con dinero) para hacerlo aparecer
como un inocente pasatiempo o una recreación respetable. La presión de las
necesidades económicas y los reportes de ganadores multimillonarios de la
lotería han estimulado el apetito de muchas personas que esperan ganar una
fortuna.
Se estima que actualmente la
cantidad de dinero apostado en Estados
Unidos es igual a un tercio del producto nacional bruto. El 66% del total de
los americanos participan en apuestas.
Una de las principales
autoridades de ese país referente al juego, fue un abogado de Washington, Rufus King, quien fue el presidente de la Asociación
Americana de Abogacía y Consejero de la Comisión Presidencial Contra el Crimen.
En su libro, El Juego Relacionado al Crimen Organizado, dijo que la suma
total gastada en el año 1969 por los americanos en todas las formas de juego
con dinero fue en un rango de $15 a $25 billones de dólares.
Algunas estimaciones
confiables doblaron estas cifras, pero déjenos decirle que si $20 billones de
dólares se gastaran en juegos y si la ganancia del promotor fuera la tercera
parte de estos, entonces los ingresos realizados por los que controlan esta
actividad serían entre $6 y $7 millones. Rufus
King además dio una ilustración de lo
que significa un billón de dólares: si usted coloca un millón de dólares en
billetes nuevos de mil dólares (uno sobre otro) usted tendría una columna de 8
pulgadas de alto, y al hacer lo mismo con un billón de dólares la columna se
extendería hasta 111 pies arriba del punto más alto del “Monumento de Washington”.
La apuesta es un problema
mucho más serio de lo que la mayoría sospecha. Según los informes de la
Universidad John Hopkins, en 1980 la Asociación Americana de Psiquiatría
declaró el juego patológico como un desorden mental.
A mediados de los años
cincuentas, fue establecida la Organización de Apostadores Anónimos para ayudar
a las personas involucradas en el vicio de apostar. Un representante de esta
organización en Cincinnati, Ohio dijo que en ese entonces recibieron de 12 a 15
miembros cada semana, por supuesto que la mayoría de ellos nunca buscaban ayuda
ni consideraban anormal su condición o que sus acciones fueran inmorales.
Inicialmente fue un problema
escondido que pocas personas mencionaban mientras fue ilegal y no aprobado por
el gobierno.
En aquel tiempo la revista de “Today’s Health” (La Salud de Hoy) dijo que apostar era el cáncer
social más desconocido en América, desconocido porque la mayoría de esto se
hacía en secreto y no se detectaba, pues nunca se hacía tan evidente.
Henry W. Grady en la Editorial de la Constitución de Atlanta, Georgia, EEUU, el 20 de septiembre de 1884, dijo: “Jamás apuestes. De todos los vicios en el que el hombre es cautivado, este es el peor, el más fuerte y el más engañoso. Además de la cuestión moral es la más pobre inversión, el más pobre negocio y la más pobre inversión. Ningún hombre que juega, aun un poco esta fuera de peligro. Es más fácil nunca jugar. Yo nunca supo de un caballero u hombre de negocios que no se arrepintiera del tiempo y del dinero que derrocho en esto. Un hombre que juega con cartas (póquer) no es apto para ningún otro tipo de negocios sobre la tierra”.
El Juez Michael L. Mckinley (Ex–Director de Justicia de la Corte Criminal del
Condado Cook, en el Estado de Illinois) dijo: “Las apuestas han crecido
gigantescamente como un negocio el cual no produce nada sino sobornadores,
malversadores, falsificadores, timadores, estafadores, carteristas, ladrones y
bandidos”. Usted puede pensar lo que desee acerca del juego, pero todos los
arriba mencionados son la realidad.
Antes de que los casinos abrieran en Atlantic
City, Nueva Jersey, había aproximadamente una docena de prostitutas. Después de
solamente unas pocas semanas, más de cien fueron contadas. Además, la
Organización Evangélica de dicha ciudad que se dedica a rescatar a gente de la
calle, tuvo que cuadruplicar su cantidad de camas. Es bien conocido que la
mayoría de personas más corruptas participan en apuestas, esto, en sí, nos debe
convencer de algo.
2. Destruye Nuestra Compasión.
La Biblia nos enseña a
amarnos unos a otros, lo que significa que deberíamos sacrificarnos de buena
gana para suplir las necesidades de otros. Pero el juego pone primero los intereses
de sí mismo. Va produciendo resentimientos y hace enemistades. Esto quita el amor de la sociedad y crea un
espíritu de indiferencia hacia otros.
3. Desarrolla
La Esperanza de Obtener Algo Por Nada.
El juego destruye
la iniciativa. En vez de prepararse y ponerse a trabajar, el jugador desea
vivir de la desgracia de otros. Esta actitud de “algo por nada” está
destruyendo América. Tom Anderson en la publicación Straight
Talk (Hablemos Claro) dice que los
guardabosques del Parque Nacional Mount Rainer son
quienes avisan a los visitantes en contra de alimentar a los animales. El
guardabosques explica que el venado llega a acostumbrarse a comer lo que los
visitantes le regalan y pierde la capacidad de buscar comida por sí mismo. Los
osos, llegan a creer que ellos merecen la comida gratis y se vuelven gruñones y
violentos si no lo obtienen. Las ardillas se reúnen donde la gente les regala
comida y así alteran el equilibrio de la naturaleza.
El balance de
aquel país está de igual modo siendo alterado: los parásitos de la sociedad
están tomando el control. El escritor sigue diciendo: “Una razón de porque la
lista de los que reciben ayuda social del gobierno [welfare]
crece es porque esto es más rentable para millones de personas estar con dicha
ayuda social que ir a trabajar. Hay millones de personas que obtienen la ayuda
social desde la tercera generación: sus abuelos, padres y ellos mismos nunca
han encontrado un trabajo “conveniente”, porque no hay trabajo conveniente para
un parásito de la sociedad. El mismo gobierno ha creado de la gente millones de
aprovechadores.
No he olvidado mi
tema, que es “La Apuesta”, y no la ayuda social, pero la verdad es que ambos
conducen a la actitud peligrosa de esperar “algo por nada”.
Los que obtienen
ayuda social consideran su derecho vivir a cuenta de otros y el jugador espera
prosperar por la pérdida de otros. Es más, este vicio de apostar ha sido
responsable por un porcentaje de personas que ya dependen del gobierno para
vivir.
La Biblia dice que el propósito de Dios para
el hombre es que ganemos la vida con el trabajo honesto. 2 Tesalonicenses 3:10 “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”.
Y Génesis 3:19 “con el sudor de tu rostro
comerás el pan”.
1. Destruye Familias.
El apostador pierde, sus hijos aguantan hambre, su esposa sufre de
algunas necesidades, las cuentas quedan atrasadas, la tensión crece, las
discusiones ocurren más frecuentemente y con el tiempo la familia fracasa.
El apostador no tiene tiempo para su esposa y sus hijos; él prefiere
estar en el hipódromo o la mesa de juego de cartas más que con su familia. La
fuerte atracción hacia el juego destruye la compasión que el hombre debe sentir
hacia su familia hasta estar dispuesto a hacer negligente con ellos para
satisfacer sus propios deseos carnales.
2. Lo Separa De
Sus Amistades.
La Biblia nos enseña que la amistad es algo precioso que debemos
proteger cuidadosamente, pero el vicio de la apuesta causa que se aproveche de
otros. Su amigo se hace su víctima, se considera como un villano metido entre
el apostador y algo que él desea. Aun si el jugador pudiera controlar sus
emociones hacia otros, no podría prevenir que sus víctimas queden resentidas
contra él. Nuestra consideración y atención para otros debe sobrepasar nuestro
deseo personal de ganancia económica.
3. Disminuye El
Respeto A La Ley.
Cuando se sienten presionados por dinero, estas personas recurren a toda
clase de actividad ilegal para financiar su vicio. Ellos robarán de sus seres
queridos, escribirán cheques sin fondos y hasta cometen asaltos. También los
que promueven y prosperan por el negocio de apostar hacen lo necesario para
proteger sus intereses. La Comisión Presidencial Encargada de la Imposición de
la Ley y Administración de Justicia reportó en 1967 que la policía fue de la
opinión que la apuesta fue la fuente mayor de ingresos para el crimen
organizado. En aquel tiempo estimaron que lo que recogían anualmente variaba
entre $7 a $50 billones de dólares. Entonces la solución según algunos era
legalizar la apuesta y poner bajo la supervisión y el control del gobierno.
Pero en la actualidad hemos visto que no es la solución, porque sólo hace más
corrupto el gobierno.
Rufus King dijo: “Ninguna
autoridad pública puede aguantar por mucho tiempo la presión y efectos de la
corrupción del negocio legalizado de la apuesta”.
La lotería comenzó a aparecer a principios del Siglo 19 corrompiendo a
los legisladores y oficiales públicos quienes autorizaron y administraron la
lotería y también exponiendo al público a una variedad de fraudes, cada vez más
escandalosos; y fue llamada por la Corte Suprema: “una pestilencia de amplio
alcance”. Casi toda comunidad grande ha tenido divulgado por la prensa sus
casos de bancarrota, malversación y suicidio debido al derroche en la compra de
boletos de lotería.
Frecuentemente en las últimas tres décadas, y de vez en cuando hoy en
día, el apostador mafioso ha conseguido alcanzar hasta la meta más alta. En vez
de sólo corromper y controlar la policía local, él ha podido alcanzar el
control del gobierno local.
Cuando en Kentucky cerraron las maquinas de jugar con monedas en 1966
por una nueva ley de estado, los apostadores hicieron un fuerte regreso en la
siguiente sesión de la Asamblea General bajo un nuevo gobernador y con nuevas
caras en el congreso de Frankfort, Kentucky. Solamente una enérgica campaña de
la prensa, asociada con rumores que los sobornos habían alcanzado hasta siete
cifras, permitió a las fuerzas anti-apostadores efectuar un rescate emocionante
de la nueva ley.
La comisión de Kefauver reveló que lo mismo
pasó aun en ciudades pequeñas tales como Covington, Kentucky y el Valle de
Wyoming en Pennsylvania la cual mencionó como ejemplo del alcance de esta
influencia. Si usted piensa que los promotores del juego se darán por vencidos
en este negocio, escuche el comentario del Sr. King: ”Podría ser especulación
muy conservativa atribuir sólo la mitad de asesinos y violencia de pandillas de
los años cuarenta y cincuenta a batallas provocadas por ganar el control del
imperio del juego”.
1. El Apostar Desobedece Los Mandamientos.
Éxodo 20:17
“No Codiciaras…” Nuestros deseos
lícitos están limitados a nuestras necesidades.
La Biblia enseña “Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora…” Hebreos 13:5.
La ambición por los bienes materiales ha destruido muchas vidas y es
estrictamente prohibido por el Señor. Esto no significa que es malo
prosperar. Dios muchas veces bendice a
su pueblo con bienes materiales, porque ellos le han dado a Él la máxima
prioridad, pero esto no nos da el derecho de buscar riqueza. Estamos para
servir a Dios y así estar satisfechos con lo que Él nos da.
2. El Apostar
Niega La Ley De Dios En Cuanto Al Orden Establecido Por Él.
De acuerdo a la Palabra de Dios, el trabajo viene antes de la riqueza y
sembrar antes de cosechar, pero el apostador busca cosechar lo que otros han
sembrado. Por supuesto, el no querer hacer las cosas a la manera que Dios ordenó
siempre ha sido una característica del mundo. Cuando el padre enseña a su hijo
a apostar, le está enseñando a ignorar lo que Dios manda; y esta falta de
respeto para Dios, entonces, les afectará todas las otras áreas de su vida.
3. El Apostar
Amortigua La Sensibilidad Hacia Las Cosas
Espirituales.
Mientras nuestro precioso Señor fue crucificado, los hombres malvados
echaron suerte sobre sus vestidos. El deseo de ellos de ganancia personal los
cegó para lo que fue realmente importante. Cuando una persona es consumida por
sus propios intereses, como es el jugador, el nunca podrá ser sensible a la
voluntad de Dios para su vida.
4.
El Apostar Desvía La Atención De Las Cosas Importantes De La Vida.
Salomón dijo: “Los tesoros de maldad no serán de provecho”
Proverbios 10:2. Lo que parece ser ganancia es un espejismo
cuando la ley de Dios es violada.
Nadie nunca prosperará realmente cuando se desobedece la Palabra de
Dios. No tenemos derecho como mayordomos de los bienes de Dios para jugar con
lo que ha sido encomendado a nuestro cuidado. Y si desaprovechamos nuestro
tiempo y descuidamos nuestras responsabilidades, ofendemos a nuestros vecinos y
despilfarramos nuestros bienes, no podemos esperar que Dios nos bendiga.
En conclusión, déjeme recordarle que el prevenir es más fácil que curar.
Un mundo de dolor y miseria podría evitarse si la gente se mantuviese alejada
de la trampa del juego. Si está
apostando solamente por una coca-cola, jugando bingo, apostando en un juego de
pelota o comprando boletos de lotería, usted debe rehusar a participar. No es
la cantidad de dinero que está en juego, sino es cuestión de principios. No sea
engañado. Gálatas 6:7-8 “No os engañéis, Dios no puede ser burlado:
pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el
Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”
Usted puede estar seguro que seguir a Cristo no es cuestión de suerte. Nadie pierde cuando recibe a Cristo como su Salvador y le sigue como su Señor.
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